«La burguesía ha creado una leyenda en torno al 14 de Abril.» Extracto del discurso del delegado del PCE en el XII Pleno de la Internacional Comunista (Septiembre 1932)


Nota – Reproducimos a continuación un amplio extracto del discurso titulado “El P.C. de España en la revolución española”, pronunciado por Hurtado, delegado español del Partido Comunista de España (PCE) en el XII Pleno de la Internacional Comunista, celebrado en Moscú en septiembre de 1932, y que refleja las posiciones revolucionarias que el PCE mantenía en aquellos primeros años de la década de los años treinta del siglo XX en lo relativo a su crítica y denuncia de la república burguesa-latifundista nacida el 14 de abril de 1931, y antes que las ideas revisionistas y burguesas fueran introduciéndose en él y acabaran minándole y corroyéndole, transformándolo en un partido reformista y contrarrevolucionario y un agente de la burguesía en las filas del proletariado y las masas populares. El texto ha sido extraído de la revista “La Internacional Comunista”, nº 7, Barcelona octubre 1932 y la transcripción es de Gran Marcha Hacia el Comunismo.

EL P.C. DE ESPAÑA EN LA REVOLUCIÓN ESPAÑOLA
(Discurso del delegado español en el XII Pleno de la I.C.)

(….) Vino el 14 de abril, que trajo la caída de la monarquía y la instauración de una República burguesa, en cuyo gobierno, los puestos de Presidente y ministro de Gobernación, pertenecían a dos viejos monárquicos: Alcalá Zamora y Miguel Maura, los cuales, de completo acuerdo con el resto del Gobierno, incluso los socialistas, se plantearon como tarea principal la salvación del aparato del Estado y de la base social de la monarquía y la salvación de los latifundistas en general.
La burguesía ha creado una leyenda alrededor del 14 de abril, intentado presentarlo como un idilio de armonía de clases y de un cambio de régimen sin efusión de sangre y sin luchas, con un completo acuerdo de todos.
El Partido y los hechos desenmascaran esta leyenda burguesa. La caída de la monarquía el 14 de abril fue preparada por el empuje revolucionario de los obreros, de los campesinos y de una capa de la pequeña burguesía de la ciudad.
El rey se vió obligado a abandonar el país para evitar males mayores. Bajo la presión de las masas, las clases dominantes realizaron una maniobra para aplazar la revolución. El bloque latifundista burguésmonárquico se transformó en bloque burgués-latifundista republicano. El sentido y fin de esta maniobra consistía en engañar a las masas revolucionarias con el nombre de la República, con ilusiones democráticas, con promesas demagógicas y evitar de este modo el desenlace de la revolución.
Pero la realidad ha demostrado muy pronto toda la justicia de la teoría marxista-leninista de la lucha de clases. La revolución empezó y no terminó con el 14 de abril. El Gobierno republicano ha demostrado su carácter contrarrevolucionario desde sus primeros días. El mismo 14 y 15 de abril ametralló en Sevilla y otros lugares a obreros revolucionarios.
El Gobierno se opuso directamente al desarrollo de la revolución agraria, a la liberación nacional, a la disolución de las órdenes religiosas, a la destrucción del aparato del Estado monárquico, a la disolución de la guardia civil, etc., etc. Las masas revolucionarias, por su parte, a pesar de sus ilusiones democrática, han demostrado un deseo sincero e insistente de luchar por la realización de las tareas fundamentales de la revolución.
Los acontecimientos del 10 de mayo de 1931, quemas de conventos, etcétera, son un momento político importantísimo, son un momento de viraje que ha demostrado la imposibilidad de evitar la revolución, que era el fin principal del 14 de abril. (….) este movimiento era, no sólo dirigido contra la Iglesia, el monárquico y viejo régimen, en general, sino también, contra la República burguesa, contra Alcalá Zamora, que se puso a la defensa de la iglesia y dirigió contra las masas revolucionarias las fuerzas del ejército y la policía.
Otro momento político importantísimo de desencadenamiento de la revolución, es la “semana sangrienta” de julio de 1931 en Sevilla; aquel movimiento surgió sobre la base de los conflictos económicos. El Gobierno, defendiendo la propiedad capitalista, se puso en contra de la ola de huelgas económicas que empezó a desarrollarse; la policía disparaba contra cualquier intento de manifestación o agrupación de obreros. El asesinato de un obrero muy conocido entre las masas, produjo una gran indignación; y en estas condiciones nuestro Partido tomó la iniciativa, guiando el frente único de todos los obreros y declaró una huelga general de 48 horas que fue realizada de forma absoluta. Las autoridades aumentaron la represión, a la cual los obreros contestaron con una resistencia armada, surgiendo de este modo una serie de luchas armadas que duraron una semana, del 20 al 25 de julio. Para sofocar este movimiento el Gobierno movilizó grandes fuerzas de aviación, y la artillería, destruyendo a cañonazos la casa donde se reunían los comunistas.
(…) En enero y febrero de 1932 el movimiento revolucionario se eleva a un grado superior y mayor que anteriormente. En la aldea de Castilblanco los campesinos, indignados por la represión, matan a 4 guardias civiles; 5 días después en Arnedo los guardias civiles disparan sobre una manifestación pacífica matando a 10 manifestantes e hiriendo a muchos, entre los que se encontraban mujeres y niños. La indignación por el crimen cometido en Arnedo era unánime en todo el país. El Partido desarrolló una fuerte campaña contra la guardia civil y el gobierno, declarando una huelga general de protesta para los días 25 y 26 de enero. En esta atmósfera política tan tensa el día 19 de enero empieza la huelga en la cuenca minera del Llobregat, huelga que se transforma rápidamente en una insurrección. Los obreros de Manresa, Figols y otros pueblos ocuparon los ayuntamientos y desarmaron a la guardia civil, declarándose en abierta rebeldía. El Gobierno se hallaba muy alarmado y concentró grandes fuerzas del ejército que cercaron el radio sublevado, obligando a los obreros a rendirse. El 23 de enero se declara la huelga general en Barcelona, el 25 empieza la huelga general proclamada en todo el país, llevada a cabo con gran éxito sobre todo en Sevilla y otras ciudades del Sur de España. La cantidad de huelguistas en este mes de enero alcanzó la cifra de un millón. El Gobierno desencadenó una fuerte represión. Se aplicó rigurosamente la ley de “Defensa de la República”, adoptada en el mes de octubre que permite a las autoridades gubernativas hacer lo que quieren. La prensa del Partido fue suprimida, los sindicatos revolucionarios clausurados, los obreros son deportados en masa a Africa, pero el movimiento no decae pese a todas estas medidas. El movimiento de febrero, en protesta contra todas estas deportaciones, tiene un alcance aún mayor que en la huelga de enero; la cantidad de huelguistas, en éste, asciende a un millón 300 mil. Y si el Gobierno, al fin y al cabo, ha logrado sofocar este movimiento, el empuje revolucionario en su totalidad no ha terminado. Las huelgas de Toledo, Galicia, Antequera, los días 1 y 29 de mayo, la insurrección campesina de Villa de Don Fadrique, las luchas de los obreros contra el golpe de Estado de Sanjurjo nos marcan las etapas de su empuje revolucionario continuado.
El resultado indudable del desarrollo de la revolución obtenido hasta la fecha, es la extrema agudización de las contradicciones de clase, es el debilitamiento considerable de las ilusiones democráticas, el desengaño de las masas de la república burguesa; para ellas se hace cada vez más claro el carácter contrarrevolucionario del gobierno. El Partido Comunista toma y plantea como punto principal de su propaganda y agitación el desenmascaramiento del gobierno de Azaña-Caballero. El Partido combate cualquier matiz de concesión a este gobierno, cualquier intento de estimarlo como gobierno revolucionario o semirevolucionario, pequeñoburgués o kerenskista; oponiendo a estas estimaciones oportunistas su estimación clara, que caracteriza al gobierno como contrarrevolucionario burgués latifundista.
El rasgo característico de la dictadura contrarrevolucionaria burguesa-latifundista que reina en España es que ella intenta ocultar su carácter contrarrevolucionario adoptando una máscara democrática. Continuando la maniobra empezada el 14 de abril, es decir, el intento de paralizar la revolución con gestos demagógicos, el gobierno altera su política de represiones brutales y de terror con la política de reformas pseudodemocráticas, que tienen por objeto fomentar las ilusiones republicanas que ya empiezan a desvanecerse. En estos momentos, en el parlamento está a punto de aprobarse la reforma agraria y el Estatuto de Cataluña; lo que está ligado con los dos problemas más agudos de la revolución española; la cuestión agraria y la cuestión nacional. Ni que decir tiene que las reformas adoptadas no resuelven estos problemas en un sentido favorable para las masas oprimidas. La reforma agraria promete realizar dentro de algunos años una colonización par algunos millares de familias campesinas. La promesa, bastante vaga, que deja sin contestar la cuestión de cómo podrán realizar esta colonización los campesinos pobres privados de los capitales necesarios, demuestra su carácter contrarrevolucionario, sobre todo por el hecho de dejar en realidad intactos los grandes latifundios y los derechos feudales. De tal modo el fin de la reforma es defender la propiedad de los latifundistas, intentando calmar al campesinado rebelde con promesas falsas. Lo mismo ocurre con el Estatuto de Cataluña. La autonomía que este estatuto concede a Cataluña es una autonomía nominal, ficticia. Todo el poder real queda en las manos de Madrid y la redención nacional continúa planteándose como problema agudísimo de la revolución. Otras regiones no tienen siquiera una autonomía nominal. Ni que decir tiene que Marruecos y otras colonias continúan en el mismo estado de esclavitud que antes. Lo mismo ocurre también con todas las medidas adoptadas por el Gobierno en todas las actividades de la vida política, Iglesia, aparato del Estado, Ejército, legislación social, etc., etc. Se publican leyes que no satisfacen las demandas de las masas revolucionarias y conceden algo, muy poco (sólo para maniobrar mejor), para evitar la explosión de la revolución.
Pero a la situación actual de España, es característico también otro momento: que las “reformas” del Gobierno, que no satisfacen a las masas revolucionarias por su carácter moderado no satisfacen tampoco a una parte considerable delas clases dominantes.
La burguesía que ha pasado al lado de la República el 14 de abril, queriendo con esta maniobra detener el curso de la revolución, viendo ahora el desarrollo rápido del empuje revolucionario de las masas, se asusta cada vez más de los gestos demagógicos de su gobierno y evoluciona a la derecha con la esperanza de utilizar el desengaño de las masas en la República burguesa para volver a una dictadura abierta e incluso a una dictadura monárquica. Después de la maniobra burguesa de izquierda se manifiesta en los momentos actuales una maniobra burguesa de derecha. La forma contrarrevolucionaria encarnada en el gobierno Azaña-Caballero no satisface completamente a toda la burguesía. Esta teme el fracaso de esta arma y por eso crea otros destacamentos y reservas de la contrarrevolución.
(…) el propio gobierno Azaña-Caballero. Este gobierno dejó intacta la base económica, política y militar de la restauración de la monarquía y de la dictadura abiertamente contrarrevolucionaria, en general. Con su benevolencia hacia los elementos reaccionarios y la represión contra los elementos revolucionarios, el gobierno Azaña-Caballero se ha mostrado como un cómplice y ayudante de la intentona de Sanjurjo. Y si Sanjurjo no triunfó, si huyó cobardemente de Sevilla, el mérito pertenece en primer término a los obreros revolucionarios de Sevilla, que declararon la huelga general y se lanzaron a la calle.
El fracaso del golpe de Estado de Sanjurjo tiene una importancia enorme, porque revela dos hechos fundamentales: 1) La acentuación de la contrarrevolución burguesa latifundista. La fuerza principal de esta contrarrevolución es el gobierno Azaña-Caballero. Pero a parte de él y a su lado se organizan otras fuerzas de la contrarrevolución menos inclinadas a los gestos demagógicos, más importantes, más impacientes en lo que se refiere a la represión brutal del movimiento revolucionario. Esto significa que el proletariado tiene que estar preparado para combatir la contrarrevolución burguesa latifundista en todas sus formas, empleando todas las armas de lucha. 2) El ambiente revolucionario de las masas obreras y campesinas es tan grande, es tan unánime, que se puede dominar sólo por medio de engaños. Donde un enemigo de clase pone su cara al descubierto o bien utiliza un disfraz muy visible (como ha hecho Sanjurjo en Sevilla) allí recibe un golpe terrible.
Los últimos acontecimientos demuestran que la energía revolucionaria del proletariado español está alerta y que nos encontramos en vísperas de nuevos combates de clases de mayor envergadura y agudeza que hasta ahora.
(…) El empuje del proletariado español continúa. El golpe dado a Sanjurjo es una prueba de ello. La crisis se agudiza cada día. Las contradicciones de clase se agudizan. La contrarrevolución encarnada en Azaña y Largo Caballero se desenmascara más y más ante las masas, no sólo por su política interna, sino también por su política exterior (la alianza con el imperialismo francés, sus manifestaciones públicas de preparar al Ejército español para una guerra interimperialista y de agresión contra la U.R.S.S., etc.).
El Partido Comunista de España consciente de la responsabilidad histórica que pesa sobre él, lucha con todas sus fuerzas por el derrumbamiento del poder burgués y por la instauración en España del poder de los Soviets.